El Alto (Bolivia) 6 de marzo de 2005. |
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Lloro por mi hermano Francis:
Muchas veces he hablado y he dicho que los cristianos tenemos que estar por encima de los lazos de la sangre y poder experimentar en plenitud los lazos de la fe. La comunidad internacional de la Congregación de la Misión en El Alto (Bolivia) vivimos y nos sentimos como hermanos, por eso nuestro corazón está roto por el dolor de haber perdido a nuestro hermano Francis Pavlic esloveno de 39 años, superior de esta comunidad. Llevaba cuatro años en Bolivia entregado en cuerpo y alma al servicio de los hermanos más pobres.
Ayer celebramos su funeral con la presencia del obispo de la Diócesis de El Alto, Monseñor Jesús Juárez. Monseñor me pidió que preparara la homilía por eso a continuación les escribo algunas de las ideas que pude compartir con los numerosos hermanos misioneros de todas las congregaciones y laicos que asistieron a la celebración.
Cuando uno estaba cerca del P. Francis se daba cuenta de que se encontraba ante una persona especial, distinta, original. Personas, cristianos, sacerdotes como el P. Francis hacen hermosa a la madre Iglesia: - Por su ejemplo de austeridad, en el vestir, en el comer, en el vivir, frente a este mundo poseído por el dinero y el afán de consumo deshumanizador. - Por su claridad y sencillez, amaba decir la verdad y eso hacía que en este país no todos lo quisieran. - Por su celo pastoral, yo creo que su norma de vida era “todo para los pobres”, pues así se demostraba tanto en lo material como en lo espiritual. Estaba construyendo una universidad, tenía una escuela de adultos, una escuela de fútbol, una guardería, el cuidado de ancianos, y por supuesto atendía con especial cuidado y celo a sus fieles en su parroquia de Italaque y sus múltiples comunidades. - Por su amor a los pobres, porque por eso vino a la misión de Bolivia y dio su vida entera. Sé que sufría por los pobres, odiaba los malos tratos, la violencia, en alguna ocasión me dijo “prefiero que me maten a utilizar la violencia”.
Con la muerte del P. Francis en Bolivia hemos experimentado la grandeza y la miseria del ser humano.
Grandeza porque hemos asistido al generoso derramamiento de sangre por parte del P. Francis y por parte del pueblo boliviano que generoso acudió a donar sangre para intentar salvar al padre.
Miseria por lo irracional de los extremos, porque el P. Francis se dedicaba tan entero al trabajo de la misión que descuidó en exceso su salud, y por parte del pueblo boliviano porque con los bloqueos impidieron que la sangre llegara al hospital perdiendo así la única oportunidad que teníamos en nuestras manos.
Reflexionemos sobre la miseria y guardemos en nuestro corazón la grandeza de nuestro hermano Francis. Gracias hermano por tu vida de entrega a los más pobres, porque contigo uno siente gran felicidad de formar parte de la Congregación de la Misión que fundó San Vicente de Paúl para evangelizar de palabra y de obra a los más pobres de nuestro mundo.
Para mí ha sido un inmenso regalo de Dios convivir con el P. Francis seis meses de mi vida en esta misión de Bolivia porque Dios en contadas ocasiones señala a personas que son fiel reflejo de su Hijo Jesucristo. Ha sido un hermano y maestro en el arte de la entrega desinteresada en favor de la construcción de un mundo mejor, del Reino de Dios aquí en la tierra.
El P. Francis estaba feliz porque acababa de terminar de construir su universidad para los pobres del campo, pero no ha podido ver el fruto de su trabajo. Tengo miedo de que no sigan llegando las donaciones y su obra se pueda perder, por eso pienso que sería bonito que se creara un fundación que llevara su nombre y que se encargara de canalizar las donaciones. Intentaré que en Eslovenia se pueda crear esta fundación que continúe el sueño del P. Francis.
Esta dura experiencia que estamos pasando nos enseña la dureza de esta misión que tenemos a nuestro cargo, por eso le pido de todo corazón su oración para que Dios nos siga dando fuerzas en este duro momento, y en especial tengan presentes a sus padres que no quiero imaginar el dolor que sentirán desde la distancia.
El obispo de la Diócesis me ha pedido que escriba un libro sobre el P. Francis porque su testimonio de vida no se puede perder. Yo he aceptado el encargo y el reto por amor a mi hermano aunque se que va a ser algo doloroso, pero es lo menos que puedo hacer por alguien que me cuidó, me escuchó, me orientó y me protegió desde mi llegada a Bolivia.
Descansa en paz hermano
P. Diego J. Plá cm
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