El Alto, 20 de septiembre de 2004
Ya han pasado casi tres semanas en la misión internacional de El Alto (Bolivia):
Para empezar en el tema de salud creo que va todo bien porque ya como bien, aunque siga siendo una comida al día pero tengo apetito, y las homilías ya no me ahogo al hablar,aunque todavía me falta un paso: poder cantar sin asfixiarme. Hoy he hablado con dos médicos voluntarios españoles y me han dicho que hay que hacerse a la idea de que aquí sólo podemos funcionar como mucho al 70 % de nuestra capacidad. Yo creo que Dios me quiere mucho porque prácticamente me he aclimatado en dos semanas cuando lo normal es tardar un mes.
Si antes pasaba el tiempo lento ahora poco a poco empiezo a coger ritmo de trabajo, y es que acá uno tiene la sensación de que es como agua nueva. Para empezar el P. Abdo me ha dicho que si me puedo encargar espiritualmente de los tres seminaristas que tenemos. En las
dos parroquias que tenemos en El Alto me han pedido que coordine la actividad de los jóvenes, pero con el trabajo que tengo esto último me va a ser difícil llevarlo a cabo. Hoy mismo me he entrevistado con el Obispo de El Alto, Jesús Juárez y me ha pedido que de clase en el seminario mayor. Lo cierto es que acá hay tanto trabajo que hacer y tan pocas manos que uno por más que quiera no se puede multiplicar. A veces uno piensa que es tanta la misión que hay que hacer que te sientes desbordado, pues todos piden. Como hay pocos sacerdotes, y los que hay en El Alto tienen hasta doce capillas, es casi imposible atender toda la demanda. Me llama la atención que somos los misioneros extranjeros los que estamos en el campo y en las zonas conflictivas, pues el clero diocesano se concentra en la capital, y es que con lo que gana un sacerdote fuera de la ciudad se muere de hambre. Cuando vengo por El Alto suelo celebrar a comunidades religiosas, entre ellas a las conocidas Hermanas misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, estar con ellas es una experiencia de sencillez y cercanía al pobre que uno se tiene que descalzar ante ellas.
Respecto a la situación política la cosa está más o menos tranquila, ahora el presidente que se tuvo que exiliar quiere volver para que se aclaren los conflictos de octubre de 2003, conocido acá como el octubre negro. Ahora estamos pendientes de los posibles bloqueos de
carreteras porque el diesel no llega a la cuidad, bueno digamos que si llega pero que se lo llevan a Perú para revenderlo. Nosotros como comunidad tenemos que estar muy atentos a los bloqueos porque se producen en El Alto y en las comunidades cercanas, es decir por donde tenemos que pasar para llegar a nuestras zonas de misión. He hablado con gente que sufrió el octubre negro, y habría que decir que la población está cansada de tanto bloqueos y de las falsas promesas de los políticos, se ha perdido la esperanza de que esto se pueda
arreglar, la gente sencilla quiere trabajar y llevar el pan a su casa. Se dan cuenta de que este es un país rico que se está perdiendo por culpa de la mala gestión de sus representantes.
Ahora que ya soy párroco de San Pedro de Moco-Moco y de las 52 comunidades esta semana pasada fui a tomar posesión de mi parroquia. Lo primero fue comprobar que la situación de la fiesta y la de ahora, la del día a día, es totalmente diferente. Digamos que cuando llegué
al pueblo, que por cierto ya voy solo con el coche desde El Alto, parecía que había caído una bomba atómica, pues la gente o está en sus casas o está trabajando en sus chacras (campos). Total que me fui al campo y ver como se ara la tierra con dos bueyes y con azada me
sorprendió del esfuerzo que realizan para conseguir un poco de patata y de maiz.
Celebré misa todos los días a las seis de la tarde, y la asistencia era de tres o cuatro adultos y de unos diez niños. Me tenía que decir a mí mismo, tranquilo Diego esto va a cambiar, tu tranquilo, poco a poco. El domingo la sorpresa fue muy grata pues a la misa de 11 de la
mañana se llenó la iglesia de campesinos aymaras que venían de las comunidades, algunos andando seis horas. Y vienen por ejemplo las mujeres con los bebés a la espalda. La eucaristía la celebramos de forma bilingüe, las dos primeras lecturas en aymara y el evangelio en español. La homilía en español y me traducía un catequista. La gente estaba seria porque de por sí lo son, y claro después de esa caminata supongo que estarían cansados, entonces me dije que había que celebrar una eucaristía que fuera como un verdadero alimento, que lo es, para su camino de regreso a sus comunidades. Y me puse a dialogar con ellos, y nos reímos, bueno se riéron de mí, porque les dije que nadie es tan pobre que no pueda compartir algo. Le pedí un sombrero a una señora, esos sombreros de acá que son como bombines, y me lo puse, las mujeres se partían de risa, a la par que se tapaban la boca porque le faltan muchos dientes debido a la malnutrición. Me han dicho que la zona en la que estamos se considera de pobreza crítica, y es que cuando pregunté por la alimentación de los niños me dijeron que como todos, papa y maiz, y la sopa. Claro que por ejemplo la fruta no la ven ni en pintura, porque no llega y aunque llegara es muy cara.
Cuando miro a los niños me doy cuenta de que no hay niños gorditos, al contrario, todos son delgaditos, pero ellos dicen que son fuertes, yo sonrío. Es gracioso que en las noticias dijeron que en España ha saltado la alarma en el tema de la obesidad infantil.
En estos días uno de los ricos del pueblo que vive en La Paz ha donado l a megafonía a la parroquia, incluido un altavoz exterior, el P. Francis me dice que le de candela al altavoz cuando lleguen las sectas evangélicas. Es terrible este esloveno.
Como buena noticia decir que tengo cuatro monaguillos que me acompañan en todo momento, de hecho hacen de traductores de aymara cuando hablo con las abuelas. Los pobres monaguillos no saben ni hacer la señal de la cruz , de hecho cuando me ayudan en misa repiten lo que yo hago, bueno poco a poco habrá que instruirlos. Me he dado cuenta de que no hay catequesis de comunión, ni de confirmación de forma ordenada, por lo que tendré que buscar catequistas en el pueblo para que me ayuden, es curioso que hay catequistas en las comunidades pero no hay ni uno solo en Moco-Moco. Con todo ello me doy cuenta que tengo que estar muy bien organizado por que hay trabajo de evangelización para rato, pero
también que tengo que sacar adelante el tema de la guardería, de la construcción de capillas en las comunidades, de la escuela de fútbol, y del apoyo de ganado a las comunidades. Por cierto de ovejas y llamas no es que esté muy puesto. Este proyecto me acabo de enterar que lo tengo, se trata de comprar ganado para las comunidades de cara a que las familias más pobres tengan un modo de ganarse la vida.
Dentro de unos días viajaré a Cochabamba puesto que el 27 de septiembre celebraremos San Vicente de Paúl, allá están las Hijas de la Caridad y me han pedido que les de el retiro y la misa. Antes tenía un poco de miedo de ir en flota (autobús) a Cochabamba pero después de
ver los caminos por lo que voy a mi parroquia el asfalto me parecerá como una autopista. En esta vida todo es relativo depende de las experiencias que se tengan. Que Dios os bendiga.
Bueno lo cierto es que Samuel es muy pero que muy guapo. Os llevo en el corazón y me acuerdo mucho de vosotros.
YA ESTAMOS EN CONTACTO.
Un besazo para todos Diego
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