58 Mocomoco, 9 de octubre de 2007 Historias de vida, historias de sufrimiento: Este correo sería como la segunda parte del anterior, pero esta vez bajando a los detalles de la familia de Lourdes, la niña de cuatro años que vive con nosotros desde hace una semana. Cuando escuchaba de la boca de su mamá como es su vivir diario mi corazón por un lado se entristecía incapaz de entender la dureza del corazón del ser humano, y por otro porque no entendía como se puede vivir una vida así de triste. Entiendo esa frase de los pueblos crucificados, en este caso de las mujeres y de las familias crucificadas de por vida. Me pregunto, cómo hablar del amor de Dios a personas que quizás nunca han sentido el significado de esa palabra, personas que sobreviven cada día, que se levantan por un plato de comida, y de mala calidad. Creo que los que tenemos amor a nuestro lado, o sabemos que nos quieren por el simple hecho de ser quienes somos tenemos que levantarnos cada día y dar gracias a Dios por ello. Yo doy gracias porque se que Dios me quiere mucho y ha puesto personas en mi camino que me aman.
Pero cuando escuchaba a esta mujer un sin fin de preguntas venían a mi mente. Por suerte doy gracias porque nunca me acostumbro a ver el dolor y la miseria ajena, porque sigo sintiendo el dolor ajeno como propio. Creo que esta actitud nos humaniza ante la pobreza que nos rodea.
La situación es la siguiente, el matrimonio tiene cuatro hijos, el niño mayor tiene unos doce años y síndrome de down, le siguen tres niñas, Griselda de unos nueve, Lourdes de cuatro y Roxana de dos, el papá está molesto porque no quiere a las niñas y porque el niño está mal, supongo que en el fondo está frustrado porque no ha tenido hijos varones sanos. Al menos eso es lo que trato de entender, aunque no se entiende el odio hacia las niñas y el desprecio a su hijo. El caso es que se queja porque los niños comen, y eso que el papá no contribuye mucho con alimentos. El niño sigue al papá como un perrillo a todas partes recibiendo desprecio e indiferencia, pues ni siquiera recibe comida, y las niñas están amenazadas de ir al río. Ahora me pregunto, ¿Cuándo estos niños habrán sentido el cariño y el amor? ¿qué manera de crecer es esta? Con razón la niña ya está pegada a mí, en cuanto he jugado un poquito con ella y le he dado besos, a veces con tan poquito se hace felices a las personas. Y ando pensando en el domingo cuando la pequeña Lourdes tenga que volver a la comunidad, porque ese ha sido el trato, dos semanas conmigo, una en su comunidad.
Mientras todos estos pensamientos ocupan mi cabeza hemos realizado algunas acciones prácticas como medir y pesar a los niños de la escuela de fútbol el resultado ha sido desalentador. Debido a la desnutrición seis de ellos tienen soplo y están con anemia crónica, y todos están con gusanos en el estómago. Me he puesto manos a la obra y durante tres días les he dado la medicación para desparasitación. Les he preguntado si echaban gusanos y me decían que sí. Mañana llegarán las multivitaminas y el sulfato ferroso. Me dice la doctora que ahora van a tener mucha hambre, difícil situación la que se nos viene encima, hambre y poca comida. Pero bueno algo se me ocurrirá. El caso es que del 25 al 28 de octubre es el campeonato nacional de fútbol categoría sub 12. Ya sabemos los equipos que nos han tocado en la primera serie, una escuela de fútbol de Cochabamba, la Selección de la Paz, y el Bolívar de primera división. Fríamente un milagro si pasamos a la siguiente fase. Pues repetir el cuarto puesto del año anterior se antoja un poco difícil, pues este año han entrado 12 equipos en vez de ocho, pero bueno siempre hay un equipo revelación y espero que seamos nosotros.
Hoy de nuevo hice de ambulancia, pues vino una mamá llorando con su niña de ocho años con apendicitis que le había pedido al doctor del centro de salud que llevara a su niña al hospital, y este le contestó que esperara que tenía que ir a las aguas termales a bañarse. Total yo tenía que salir a por gasolina porque tengo que visitar comunidades y ya no me quedaba, y si podía hacer un bien de paso, pues lo hice. A la niña después de examinarla en el hospital de Escoma, a medio camino entre la misión y La Paz, han dictaminado peritonitis y se la han llevado a La Paz.
12 de octubre
Tenía que visitar la comunidad de Lourdes y para que no tenga que caminar cuatro horas la he llevado para que se quede. Resulta curioso pero a primera vista no conocían a la niña, todo por estar lavada y con ropa bonita de España. Cuando ha venido su mamá le he dicho que vaya a saludarla y me ha abrazado y se ha puesto a llorar, menos mal que poco a poco hemos logrado que se quede tranquila. Después de la misa me dirigía al coche y Carmelo, el niño con síndrome de down me ha seguido, he abierto la puerta y se ha metido dentro. He ido a hablar con la mamá y le dicho que si me lo llevaba, me ha dicho que sí, total que ahora somos tres hombrecillos viviendo en la casa. Lo primero que hice fue cortarle el pelo y lavarlo, está lleno de marcas por todo el cuerpo. Y lo más curioso es que le tenía miedo al agua, y ciertamente debía de hacer mucho tiempo que no lo lavaban. Lavar este cuerpo tan flaco, lleno de marcas y con la barriga hinchada, ha sido algo muy bonito, porque verdaderamente sentía hecho vida el texto de Mateo 25, “lo que hicisteis a uno de estos pequeños a mi me lo hicisteis”. Ahora el dilema se ha agrandado, porque veo que este niño necesita ayuda.
Hoy visité la comunidad de huarcamarca, ocho horas para una misa, y allí encontré al mellizo de Ronaldo, mi sorpresa es que Ronaldo de nuevo le vuelve a ganar en estatura, todo supongo que por la alimentación y los cuidados. Resultaba bonito ver como Ronaldo cuidaba de su hermano, le llevaba los dulces que yo tenía en la mochila y le daba abrazos, aunque supongo que esto lo hacía por verle más pequeño porque dudo que sepa que es su hermano. Esta actitud también la tiene en la guardería, siempre que voy a repartir dulces llama a los despistados o los trae el mismo, incluso en una comunidad cortó flores y se las regaló a una niña. Todo un Don Juan.
Que Dios les bendiga Diego J. Plá cm Diego_pla@hotmail.com |