Dia del padre


46 Mocomoco, 19 de marzo de 2006.

 

Feliz día del padre a todos eso buenos papás que se sacrifican por su hijos y viven para que tengan una vida feliz:

 

En este mes de marzo de nuevo han comenzado a andar todos los proyectos que se interrumpieron por el curso escolar. De nuevo iniciamos la escuela de fútbol, este es ya su tercer año de vida, con la novedad de que la escuela se ha ampliado a las chicas. Para empezar participaremos en la copa nissan, que es un torneo en el que participan los mejores quince equipos de Bolivia, nosotros por arte de magia hemos logrado estar entre los quince elegidos. Va a ser muy difícil pasar los dos primeros partidos, pero bueno en el fútbol los milagros existen. Yo creí que era bueno participar por varias causas, una que los chicos salen a la ciudad y se miden con lo mejor de Bolivia, y dos porque si se lograra ganar, Nissan beca a cinco chicos en EEUU en la carrera que ellos quieran. Es mucho lo que ganar y poco lo que perder. TALLER DE REPOSTERIA.

 

A nivel de alimentos hemos comenzado tres proyectos, el taller de repostería para mujeres de las comunidades, los desayunos escolares y el comedor popular para niños. De momento en la parroquia de Mocomoco se da desayuno para más de 700 niños, y eso que todavía faltan varias unidades educativas y la parroquia de Italaque. Se da como el año pasado leche y maizena alternando, y pan a Mocomoco e Italaque, 5.000 panes al mes. Esto me recuerda al evangelio. Y hablando de la Palabra de Dios, ya dimos comienzo al curso de catecismo, y yo mismo me he sorprendido, he tenido que repartir a los niños y jóvenes en dos días porque con todos el mismo día es imposible. De siete a 13 años tenemos en lista cerca de 40 niños, y lo que es más sorprendente, de 14 a 18 hay 30 adolescentes y jóvenes, teniendo en cuenta que hace un año tenía apenas cuatro o cinco creo que el Espíritu Santo hace que los frutos se multipliquen. Ahora preparamos para bautismo, comunión y confirmación. Resulta muy gratificante ver la iglesia llena de niños y jóvenes de jueves a domingo.

 

En mi anterior viaje a La Paz pasé a cenar con la familia del pequeño Juan Diego y así estaba un ratito con ellos que hacía tiempo que los tenía un poco descuidados. El pequeño Juan Diego me ha cogido miedo, supongo porque hace tiempo que no me veía, el caso es que me miraba y no paraba de llorar, yo leí está situación como un aviso para visitar a sus hermanos de sangre, pues había oído que estaban abandonados. La situación a priori se planteaba difícil, la madre muerta y el padre los abandonaba ¿cómo estarán?, me preguntaba. Por eso en mi vuelta a Mocomoco me pasé por la comunidad a visitar a los niños y de paso a llevarles un poco de leche y comida. En cuanto me vieron me reconocieron, y mis ojos se clavaron en el pequeño Jacinto de tres años, estaba triste, delgado y descalzo, me dio un beso y al ponerme de pie se metió entre mis piernas y de ahí no se movió en media hora. Mandé llamar a su tío y me informó de la situación, los niños hace mes y medio que no van al colegio, su padre los ha abandonado y se ha ido con otra mujer. La comida que le di hace ese mes y medio no llegó a ellos. Y ¿ahora? Que va a ser de estos cinco niños, recordemos que la mayor tiene 15 años y el pequeño tres y medio. ¿Quién va a luchar por ellos en esta vida? ¿Cual es su futuro?, y lo que es peor, ¿Qué pecado han cometido para verse en esta situación? Yo hablé el domingo de nuevo con su tío, y le he dicho que de los cinco los que se quieran venir a vivir conmigo que lo hagan, que tengan libertad para elegir, pero que mi casa y mi corazón están abiertos para ellos. Sé que esto parece una locura, pero acaso uno puede ver la miseria y la desgracia de cinco criaturas y quedarse quieto sin más, sé que quizás habría que pensar más con la cabeza que con el corazón, pero Dios me dio un corazón que siente y sufre por las injusticias y que siempre lo primero que se me ocurre es acoger, bonito este verbo verdad, acoger al otro, pues se que eso será lo que Dios haga conmigo cuando me vaya de este mundo, me dirá “la casa de mi padre tiene muchas estancias”, curiosamente mi casa es grande, demasiado grande para mí sólo y para el bebé que por cierto ya está en seis kilos. El Padre Abdo me dice que en vez de padre me va a llamar papá, es curioso porque nunca me gustó que me dijeran padre, sobre todo porque en la Escritura dice Jesús que a nadie llamemos padre más que al del cielo, y por otro lado Jesús quiso que llamáramos a Dios Abbá, que literalmente significa papaíto.Niños en una guardería. El caso es que el jueves pasaré por la comunidad y los pequeños que quieran venirse conmigo me los traeré a vivir juntos, aunque también hay que decir que les he dado otra opción, que periódicamente les llevo comida y ropa, y útiles escolares, o lo que necesiten y que su tío les eche un vistazo de vez en cuando. Ciertamente no sé si hago lo correcto o no, pero una vez más dejo que sea el corazón el que mande, que sea el amor el que mueva mi vida y mi destino, al final cada día tengo más claro que lo importante son las obras en esta vida, y estar en paz con Dios aunque uno ande en guerra con los hombres. Sé que mi Dios me va a juzgar por el amor que haya dado y nada más.

 

Por cierto, hace unas semanas compré zapatos para los niños de la guardería, compré cerca de treinta zapatos, y entre regateo y regateo la cosa me salió por unos 1.200 bolianos, vamos por 120 euros, y eso que compré los zapatos no en la calle sino en una tienda específica.

 

“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”

Diego J. Plá cm