38 Mocomoco, 6 de noviembre de 2005
Me siento orgulloso de trabajar por estos niños:
Iba a titular estar crónica, “días de fútbol, días de gloria”, pero he preferido titularla según mi estado de ánimo cuando regresábamos de La Paz y prácticamente se me saltaban las lágrimas al recordar la experiencia que hemos vivido juntos. Venía en el coche ya de noche por estos precipicios con ocho niños dormidos por el cansancio de estos días, y mientras conducía iba recordando cada momento tratando de traer a mi corazón las caras de admiración de los niños, sus sonrisas, sus preguntas, y en definitiva su ilusión.
Llegamos a La Paz el día tres bien entrada la noche, y a la mañana fuimos al estadio olímpico a jugar un partido. Lo primero que impresionaba era ver el grupo de jóvenes y niños todos vestidos de rojo con sus finas franjas amarillas. Algunos me decían que era el deportivo (chándal) de mi país, pero lo cierto es que el P. Francis lo diseñó así, y yo lo he respetado, coincidencias de la vida. Me he acordado mucho estos días de Francis porque este era su sueño, poder llevarlos un día a jugar con el equipo The Strongest, que es uno de los famosos del país, pero como le dije al entrenador, mi hermano lo estará mirando desde el cielo y dirá “este español me gusta, tiene coraje”, que es lo que opinaba de mí, aunque nunca me lo dijo, pero sí a los que le rodeaban en la parroquia. Los niños iban entrando en fila de a dos y enseguida elevaban sus miradas al graderío, y eso que tiene sólo un anfiteatro, no quiero ni pensar lo que sería que estos pequeños entraran en un estadio de los equipos grandes de España. Hemos jugado entre nosotros dos partidos, Italaque-Mocomoco de pequeños y grandes. Era muy gracioso ver las entradas que se hacían unos a otros, pues no controlaban muy bien esto de jugar en hierba. Algunos han hecho un esfuerzo y han comprado cachos (botas de fútbol), y decían ¡no se han desgastado nada!, yo les decía que no era lo mismo jugar en tierra que en este campo. Mientras jugaban el director de deportes me ha dicho que tenemos el reconocimiento de escuela de fútbol y que pasará el día 16 por Mocomoco a darnos material y el título. Después hemos dado una vuelta por el centro de la ciudad, pues para muchos es la primera vez que vienen a La Paz, había que tener mucho cuidado en los cruces porque estos niños no respetan los semáforos, claro que en Mocomoco y sus comunidades no tenemos estos artefactos. Era bonito como los miraba la gente y cómo les preguntaban el significado de vicentinos (paúles) y que significaba SVP, ellos todo orgullosos contestaban a la gente. A medio día hemos ido al estadio del The Strongest y hemos almorzado en el lugar donde los jugadores se concentran. Impresionaba el silencio, yo creo que tenían un poco de miedo porque los han sentado en una mesa enorme con un mantel bonito y había dos señoritas sirviéndoles la comida, recogiéndoles los platos, cuando esto pasaba se miraban unos a otros y sonreían. De segundo les han servido arroz, ensaladilla y una hamburguesa, y ahí han aparecido los problemas, pues estos niños sólo utilizan la cuchara, claro que esta ya no estaba porque se la habían llevado al terminar la sopa, ahora quedaban el tenedor y el cuchillo, entonces si que han empezado las miradas, nadie se atrevía a coger los utensilios, yo que lo paso mal si ellos lo pasan mal me he levantado y he empezado a partirles la carne uno por uno, ellos decían ¡padre a mí!, yo les dije tranquilos que no había problema, en esos momentos me he acordado de las clases que nos daba mi madre de urbanidad en la mesa.
A la tarde llegó el primer momento decisivo, los pequeños se enfrentaban en las canchas de entrenamiento a la Sub 12 del The Strongest. Tendrían que haber visto los nervios iniciales, nos han encajado dos goles así como si nada, pero ellos no contaban con la casta de estos aymaras cual la furia española, total que les hemos empatado a dos y eso que nos han anulado un gol, pero bueno, nada de golearnos. Después le tocaba el turno a la Sub 14 en el estadio oficial. Nosotros estrenábamos equitaciones que donó nuestra madrina Cinta. Yo creo que les ha podido eso del miedo escénico de jugar en un estadio grande, pues al finalizar la primera parte nos ganaban 4-1, pero de nuevo nos han subestimado y no sabían que estos niños caminan por las montañas como si nada, total que al final del partido hemos perdido 4-3 pero metiéndoles el miedo en el cuerpo. Después todos juntos se han echado fotos muy orgullosos. A la noche me los he llevado a una parroquia a dormir pues la noche anterior durmieron en el autobús.
A la mañana hemos ido a ver el entrenamiento de los profesionales, sólo estábamos nosotros en el estadio pero gritaban como si el estadio estuviera lleno, de hecho creo que hemos distraído un poco el entrenamiento porque los jugadores miraban muy de vez en cuando al graderío. He bajado al campo pues me querían presentar al presidente del equipo y en esto la prensa me dice que me quiere entrevistar, yo acepto y cuento la realidad de estos niños, porque ni en este país a veces son conscientes de la pobreza que hay. Después he hablado con el entrenador y ya han bajado los niños y han saludado a los jugadores y hemos echado fotos y fotos, sobre todo con el arquero (portero) Carlos Arias, el portero de la selección, con Cristaldo, la manija del equipo y también de la selección boliviana y con el famoso delantero paraguayo Escobar, ¡ah! se me olvidaba y con Lider Paz, extremo también de la selección. Me ha gustado que han estado muy agradables con los niños y no se han cansado de las fotos. El entrenador de porteros es un colombiano que fue jugador y debía de tener fama, le he preguntado que si conocía al Tren Valencia un colombiano que jugó en el Atlético de Madrid, resulta que es de su pueblo, se sentía todo feliz de que conociera a un compatriota suyo y además de su pueblo. Después hemos ido a visitar la sala de trofeos que también nos han explicado y me han dicho que siempre que quiera vuelva con los niños. De nuevo al comedor de los jugadores y a prepararse de nuevo para jugar. Era gracioso que el entrenador de las categorías inferiores me decía que no podían jugar recién comidos, yo le he dicho que no se preocupe por estos niños que cuando comen es cuando mejor juegan. Y así ha sido, pues hemos jugado con la Sub 16 y les hemos ganado 4-3. El balance en lo deportivo ha sido de lo más favorable, un empate, uno perdido y uno ganado. Y eso que los chicos del The Strongest entrenan tres días a la semana y los nuestros uno sólo. Como anécdota decir que el entrenador de las categorías inferiores quiere venir a Mocomoco a entrenar. Que nos han dicho que uno de nuestros porteros, con 16 años, vaya a entrenarse con el equipo profesional, es la puertecita que necesitamos para poder seguir soñando o para soñar más alto. Esta noche les pondré las fotos en pantalla grande en la iglesia para que se vean y rememoren esta bonita experiencia.
Hoy los jóvenes me han estado ayudando a repartir los desayunos, pues es domingo primero de mes, lo cierto es que gastamos cada mes nueve quintales (50 kg) de azúcar, tres de leche, y seis de maicena para dar desayuno a 1.400 niños, todo está contado, pero a veces me asombro de cómo bajan los sacos. Ya hemos dado desayuno para cuatro meses gracias a nuestros hermanos de Amigos en Marcha de España. Y también recibí un correo de aquellos jóvenes a los que daba catequesis en mis años de seminarista en Burgos y me dicen que ya han recogido dinero para los 270 abrigos para Navidad, son buenas noticias que unidos a la fidelidad de la plataforma misionera de San Matías y sus jóvenes, y a tantos y tantos donantes silenciosos que hacen que juntos estemos siendo esas cinco vírgenes sensatas y prudentes que acumulan aceite para cuando venga a recogernos nuestro Señor. Por último, decir que recibí un correo de Eslovenia, Martina, una gran mujer quiere que sigamos adelante con las obras de la universidad, aunque supongo que reconvertiremos en centro de formación profesional para enseñar unos buenos oficios. Cómo decirlo, ustedes los laicos son maravillosos, y si empecé diciendo que me siento orgulloso de trabajar por estos niños y jóvenes, ahora digo que me siento un privilegiado de contar con su apoyo espiritual y económico, de hecho sin ustedes no recibiría ni un euro. Para acabar decirles que hoy hablé con mi mamá y me dijo que no diga que estoy solo que son muchos los que están detrás de mi. Lo sé, son muchas mamás adoptivas, muchos amigos y gente de bien que sé que está ahí presente, y eso hace que siga adelante a pesar de todos los obstáculos que puedan aparecer. Gracias a todos desde lo profundo de mi alma.
Unidos en la oración
Diego J. Plá cm
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