16 Mocomoco, 31 de diciembre de 2004.
“Ojalá que el 2005 sea un año próspero para Bolivia”:
Recuerdo que mi anterior venida a Mocomoco como siempre repartía caramelos y pan por el camino y una niña me dijo que le regalara una muñeca, como me llegó al alma llevaba la muñeca preparada, y no sé a quien le dio más alegría, si a ella tener su muñeca o a mi lograr encontrarla de nuevo y poder cumplir mi palabra. Pero lo sorprendente fue que había cuatro niños y aproveché para regalarle unos cochecitos, pero al darme la vuelta había unos diez, ¿de dónde había salido? Como llevaba muchos juguetes pensé que diez más o menos no se notarían en un total de 750 niños a los que quiero repartir algo. De verdad que las caras de sorpresa y las sonrisas merecen la pena.
La misa de fin de año hemos querido ofrecerla por los difuntos del año 2004, les he dicho que me escriban los nombres y que celebramos la misa por ellos sin coste alguno, pues la economía de la parroquia con motivo de los bautizos y bodas ha subido algo, y creo que a veces hay que tener gestos de gratuidad en los sacramentos. Cuando iba a leer el Evangelio, que era el comienzo de Juan de repente se va la luz, hasta aquí todo normal porque se suele ir muy a menudo, pero lo original es que el Evangelio dice: “Que Jesucristo es la vida y la luz, una luz que brilla en la tiniebla, y que la tiniebla no ha podido apagarla”. De hecho no pudo apagarla porque yo leía a la luz de las velas, pero fuera bromas, la luz de Jesucristo como esperanza está muy presente en esta tierra. Y como gesto de esperanza de saber que un día todos juntos comeremos en la misa mesa sin distinción de raza, sexo, religión etc… Yo quise ofrecer la cena de nochevieja a los niños.
Literalmente me han ocupado la casa, pero lo bonito es que mientras las mujeres cocinaban, bueno me refiero a las niñas de 10 a 15 años, los niños preparaban la sala limpiando y ordenando. El menú, pues de entrada huevos a la española, recuerdo que desde pequeño mi mamá me enseñó a hacerlos, total que he comprado todos los huevos del pueblo unos cuarenta y los hemos preparado, les han gustado mucho. De segundo compré chuletas de cerdo, claro que hemos tocado a media chuleta porque éramos muchos, unos treinta, pero como iba acompañado de arroz y patata (¡cómo no!) todos contentos. De postre hemos tomado dos bombones cada uno y un trocito de panetone, de bebida refrescos variados. Los niños decían que estaban llenos, yo sinceramente es la primera nochevieja que mi estómago no está lleno y saturado. Cuando en España nos reuníamos en los grupos de jóvenes y hablábamos de que no podíamos tener esas comidas tan copiosas porque era un insulto a los pobres en Navidad, ahora que mi cena de navidad y nochevieja ha sido como cualquier otra cena normal salvo que tenía algún dulce me siento un poco más en paz conmigo mismo.
Después de la cena faltaba una media hora para la media noche, yo miré el reloj y claro con la diferencia horaria en España eran las cuatro y media de la mañana, me entró un poco de nostalgia porque pensé que en mi España ya están en el 2005 ahora le toca a Bolivia, pensé en la gente, en los seres queridos, pero una niña pequeña se sentó a mi lado y agarrándome el brazo me lo puso encima de ella como abrazándola. Me llamó la atención este gesto tan cariñoso y me hizo olvidar momentáneamente la nostalgia de la gente la que quiero y que está tan lejos.
Los niños estaban como locos esperando las doce de la noche, total que mandé a uno de los monaguillos que subiera al campanario y tocara las doce campanadas, jamás pensé que mi campanario iba a sustituir al reloj de la Puerta del Sol, todos los niños con sus uvas en mano, claro que tocamos a cuatro uvas, o sea que cada tres campanadas comíamos una uva, ¡esta vez he logrado acabar todas las uvas antes de que terminen las campanadas! Después hemos tirado cohetes y tomado un poco de sidra. Los niños me abrazaban y me decían ¡feliz año! Todo radiantes y felices, estaban como locos, reían, se abrazaban, claro que no era por la sidra porque a los pequeños le había dado un dedo de sidra, me sentía feliz de verlos así.
El día 1 de enero, lo recuerdo siempre como dice mi hermano como una pérdida de tiempo, porque todos están tan fuera de sitio que lo único que se hace es dormir y esperar que el dolor de cabeza pase pronto. Pero mi uno de enero ha sido muy original, pues con tres niñas y dos jóvenes a las siete de la mañana hemos agarrado el coche y cargados de juguetes hemos ido a visitar a las comunidades más lejanas, las que están en el límite con el Perú. En la cultura aymara el niño tiene poco valor, pues no se le valora hasta que es adulto, total que los pobres niños estaban casi todos pastoreando las ovejas y las llamas, ¡sus caras de felicidad eran tan bonitas! Hacía mucho frío y los caminos se están poniendo intransitables, de hecho por la noche he tenido que ir con el coche a socorrer a un grupo de personas que se han quedado atrapadas en el barro porque el minibús (pequeña furgoneta) no podía pasar debido a la lluvia y al barro. La gente me ha dicho que soy muy gentil, nunca me habían dado este apelativo, pero yo me sentía feliz de haber ayudado, aunque al final hemos logrado sacar el minibús y que llegue por su propio paso.
Por cierto, el P. Francis me ha regalado un perrito de un mes y medio, o sea que el 2005 me ha traído un bebé porque está todo el día durmiendo, comiendo y haciendo sus cosas, es muy listo porque hasta que no lo subo a mi cama no para de llorar. Los niños están como locos con el, hasta le han tejido un jersey para que no pase frío. Se llama Inti, que en aymara significa sol, le he llamado así porque como no para de llover por lo menos tendré un sol cerca de mí.
La mala noticia es que ha subido la gasolina y el diesel, y eso significa dos cosas, una que todos los precios van a subir, y dos que los transportistas amenazan con bloqueos de carreteras, ya sabemos que esto de la subida de la gasolina es normal pero acá se toma todo a la tremenda, o sea que el conflicto está servido, ya veremos en qué para la cosa. He visto las noticias y efectivamente hay bloqueo el 3 y 4 de enero, cuando hay bloqueos de carreteras es mejor estarse quieto pues ya he experimentado lo que es un bloqueo y no quiero volver a tener la misma experiencia.
Feliz Navidad desde Bolivia y próspero año 2005. |